Estados Unidos añade presión al afirmar que la población de Groenlandia no quiere ser parte de Dinamarca
El secretario de Estado norteamericano alega que Washington solo quiere evitar que China o Rusia se hagan con un territorio estratégico, después de que la primera ministra danesa advirtiera de que no se puede anexionar otro país


Washington no ceja en sus presiones sobre Groenlandia. Horas después de que la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, advirtiera desde la isla ártica a Estados Unidos de que no puede anexionarse el territorio de otro país, el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, ha respondido este viernes desde Bruselas. Según el jefe de la diplomacia de Donald Trump, son los propios groenlandeses los que no quieren formar parte de Dinamarca, un país miembro de la Unión Europea y aliado de Estados Unidos en la OTAN.
“Los groenlandeses han dejado claro que quieren ser independientes. Dinamarca debería centrarse en el hecho de que Groenlandia no quiere ser parte de Dinamarca”, ha sostenido Rubio al término de dos días de encuentros en la sede de la Alianza Atlántica y cuando Frederiksen concluye a su vez una visita de tres días a la isla ártica centrada en “reforzar la unidad” frente a las presiones de Washington.
Pese a la creciente preocupación de los socios europeos por la tensión en torno a Groenlandia, la cuestión no fue tratada oficialmente en la cumbre de ministros de Exteriores de la OTAN. En sus denodados esfuerzos por frenar cualquier crítica a Trump para evitar que sus amenazas de reducir su presencia en la OTAN se hagan realidad, el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, ha evitado pronunciarse sobre la disputa entre dos países miembros de la organización que dirige. Según el holandés, la discusión debe realizarse “sacando del foco” Groenlandia para fijarse, de forma más amplia, en las amenazas que penden sobre el Ártico. Una región, ha recordado, “que no solo es Dinamarca (…), también están Islandia, Canadá, Estados Unidos, Noruega, Finlandia, Suecia, son siete aliados presentes en el Ártico”, donde se sabe “que los chinos están abriendo rutas marítimas, que los rusos se están rearmando”. Por ello, ha insistido, la prioridad es “trabajar juntos” en la zona “para garantizar que se mantiene segura esa parte del mundo”.
No obstante, Rubio aprovechó su primer viaje a Bruselas como jefe de la diplomacia norteamericana para reunirse a puerta cerrada, el jueves, con su par danés, Lars Lokke Rasmussen. El Departamento de Estado norteamericano se limitó a asegurar luego que, en la cita, Rubio “reafirmó la fuerte relación” entre Washington y Copenhague. El breve comunicado oficial ni siquiera mencionaba Groenlandia. Pero este viernes, Rasmussen aseguró que sí se trató esta cuestión, que lleva meses emponzoñando las relaciones bilaterales y añadiendo un grado más de preocupación europeo frente a los EE UU de Trump. En un encuentro “honesto y directo” con Rubio, dejó “muy claro que las afirmaciones y declaraciones sobre la anexión de Groenlandia no son solo inaceptables e irrespetuosas. Constituyen una violación del derecho internacional”, ha revelado en un mensaje en las redes sociales.
Es un mensaje similar al que la propia Frederiksen, desde Groenlandia, dirigió a Washington la víspera. En inglés, y acompañada del nuevo primer ministro del territorio autónomo del reino danés, Jens-Frederik Nielsen, la mandataria recordó que las “fronteras nacionales, la soberanía de los Estados y la integridad territorial son principios arraigados en el derecho internacional” desde la II Guerra Mundial para, precisamente, “que países pequeños no tuvieran que temer a otros más grandes”.
“Esto no va solo de Groenlandia o de Dinamarca, se trata del mundo que hemos construido juntos durante generaciones. No puedes anexionarte otro país, ni siquiera con un argumento sobre la seguridad nacional”, recalcó la jefa de Gobierno danés, que no ocultó, nuevamente, su decepción por las presiones de un aliado al que Dinamarca, recordó, siempre ha apoyado.
En declaraciones a la prensa que lo acompaña en su viaje europeo, Rubio ha insistido este viernes en que son los propios groenlandeses los que “llevan tiempo” hablando de independencia y que Washington lo único que pretende es que, “cuando tomen esa decisión”, impedir que otras potencias intenten hacerse con una isla de gran interés estratégico.
“Lo que no vamos a permitir es que China venga ahora y les ofrezca un montón de dinero y que [Groenlandia] se haga dependiente de China”, ha enfatizado Rubio una semana después de la polémica visita a la isla ártica del vicepresidente estadounidense, J. D. Vance. Durante su estancia en Groenlandia, el número dos de Trump acusó al Gobierno danés de no haber invertido lo suficiente para garantizar la seguridad de la isla. “Creemos que los groenlandeses van a elegir ser independientes, y luego vamos a tener conversaciones con ellos a partir de ahí”, dijo Vance, en un discurso recuperado ahora por Rubio.
“Son ellos los que quieren alejarse de Dinamarca, los que quieren ser independientes, no nosotros. No fue idea nuestra”, ha sostenido Rubio. “Fueron ellos y si toman esa decisión, entonces Estados Unidos estará listo, potencialmente, para dar un paso adelante y decir, vale, podemos crear una alianza con vosotros. Pero no estamos en ese momento”, ha precisado el exsenador republicano.
Groenlandia, la isla más grande del mundo, situada entre el océano Atlántico y el Ártico, es rica en recursos naturales y tiene un valor geoestratégico cada vez mayor. El cambio climático está reconfigurando la región más septentrional del planeta, con la apertura de nuevas rutas marítimas y la posibilidad de explotar minerales e hidrocarburos que hasta hace nada eran inaccesibles. El deshielo ha convertido el Ártico en una región vital para los intereses económicos y militares de Rusia, China y Estados Unidos; y Trump alega que el control de Groenlandia es esencial para contrarrestar la influencia de Pekín y Moscú en la zona y “garantizar la seguridad nacional e internacional”.
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